jueves, 11 de febrero de 2010

Soren y Regina

Una de las historias de amor más bellas y al mismo tiempo tristes que he conocido es aquella protagonizada por el filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard y Regina Olsen, historia definida por la fidelidad que un hombre decidió mantener hacia Dios, conduciéndolo a elegir para su vida algo que para muchos podría parecer irracional.

Kierkegaard se enamoró de Regina al poco tiempo de conocerla, siendo ella una joven de catorce años de edad, y se acercó a ella para establecer una bella amistad hasta que se animó a cortejarla formalmente. Al mismo tiempo, se encargaba de estudiar profundamente teología y analizar el rol de la Iglesia y temas como el amor.

Tras dos años de cortejo, Kierkergaard dio un paso importante, proponiéndo matrimonio a Regina y pidiendo su mano a su padre, quien no hesitó en aprobar el compromiso, llenando de felicidad a los novios. A partir de este momento la vida de Kierkegaard tomó un giro distinto, pues su vida espiritual florecía significativamente, así como su faceta como un exitoso académico.

Un año entero casi de no verse tuvieron que aguantar los novios, pues Kierkegaard se concentró en sus estudios de teología y fiolosofía, conformándose con cartas que se enviaban cada miércoles. Kierkegaard comenzó a ser utilizado por Dios de gran manera y pronto se dio cuenta de que el compromiso con Regina distaba de convertirse en la consolidación de una parte importante del propósito de Dios para su vida.

Kierkergaard sabía que Dios quería hacer de él un siervo completo y dar bendición al pueblo a través de sus acciones, pero para alcanzar tal plenitud no podía mantener con vida un romance con alguien que no consideraba a Dios como una prioridad y que no iba a comprender los procesos por lo que él pasaría. Por tal motivo, a casi un año de establecido el compromiso, Kierkergaard le puso fin, causando una profunda tristeza a Regina y a él mismo, quien confesó después haber llorado durante varias noches por ella.

Kierkegaard tuvo que tomar una decisión muy importante, lo cual no pudo haber sido sencillo, no obstante eligió ser fiel a Dios y consolidarse como un discípulo maduro y de gran bendición para su generación. Seguramente muchas veces llegó a entristecerse por Regina, pero logró hallar fuerza en Dios y establecerlo como su amor más importante, que fue el tesoro más grande que pudo hallar como hombre.

Indudablemente seguir a Dios nos coloca en situaciones en las que hay que hacer elecciones dolorosas, pero debemos confiar en que Dios toma nuestro dolor y lo transforma en un profundo gozo, y tener siempre presente que nada podrá superar la plenitud que únicamente se forja con las manos de nuestro creador.

2 comentarios:

  1. Hola Juanito...oye, ¿sabés qué significa Kierkegard?...
    ¡Significa "cementerio"!
    Sí, nuestro querido filósofo danés Soren, se apellidaba cementerio jajajaja
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. perdón, era Kierkegaard* con doble "a" y sabes* sin acento en la "e"...lo siento :)

    ResponderEliminar