sábado, 31 de octubre de 2009

Calaverita a mis amigos!

La siguiente calaverita se la dedico con mucho cariño a mis amigos de la facultad. Espero no haber perdido la gracia para escribir estos textos tan representativos de nuestra cultura. Diviértanse mucho leyéndola.

Muy contenta la catrina se apareció una noche por Polacas,
Dispuesta a divertirse, a las mejores personas comenzó a buscar.
No busques más- le dijo Juan apresurado-
A los mejores cuates del mundo te voy a presentar.

El flaquito es Omar, el más enamorado,
Quien quisiera a todas horas futbol estar jugando.
Paola es aquella en la clase dibujando,
A nobles caballeros de cabello dorado.

Si los chismes ya sabes es que a Yadira conociste,
Siempre apresurándose a CNN superar.
Si por andar celebrando mucho, en problemas te metiste
Ahí tienes a Sarasuadi que en tu defensa va a marchar.

En los patios de la escuela a Mauricio encontrarás,
Lidiando con Marijo, la berrinchuda sin igual.
Un poco distraída a Erika siempre verás,
Mas no alarmarte debes, frente a su risa animal.

Si lo que quieres es un novio devoto y servicial,
A nadie como Beto en Polacas hallarás.
Si requieres maquillaje para no verte tan mal,
Con Anali, la comerciante, muy bien te llevarás.

Para problemas del amor, asistencia también hay,
Recurre pronto a Liz y las penas huirán.
Si te enojas con Miriam a un bunker debes ir,
Pues es de los amigos que franqueza hablarán.

Si quieres ser la estrella de la fiesta a la que vas,
Por Lalo como pareja te tienes que decidir.
Para fiesteras de verdad como Gaby no hay más,
Cuando sea tu cumpleaños, del pastel se va a encargar.

Cuando serenatas quieras, a Jesús hay que llamar,
Pues galanes como él, hoy en día no encontrarás.
Albures colorados antes de irte escucharás,
Teniendo cerca a Ileana, lo perverso va a reinar.

Privilegiada eres catrina, con mis amigos has tratado;
Muy feliz regresa ahora a tu tierra de reposo.
Yo me quedo con mis cuates de la vida disfrutando,
Y un abrazo les entrego, más fuerte que el de un oso.

lunes, 19 de octubre de 2009

Letras prácticas

Una de las cosas que más disfruto en la vida es escribir. Recuerdo que a la edad de 6 años escribí mi primer cuento, bueno, era más que un cuento, era una novella, en el sentido “gringo” de la palabra, sólo por cuestiones de extensión. La historia era pésima por supuesto, pero disfruté mucho escribirla y mostrársela a mi mamá, mi fuente de inspiración había sido una caricatura japonesa cuyo nombre ya no recuerdo.

Cuando tenía ocho años escribí una canción, bueno, a menos esa era la idea, porque la verdad el texto que escribí no se podía cantar, era más bien un poema para ser recitado. A partir de entonces supe lo maravilloso que era escribir; es muy curioso que a pesar de mi gran gusto por escribir, leía muy poco, pese haber crecido viendo a un padre devorador de libros.

Era en las clases de español de la primaria en las que podía dar rienda suelta a mí nueva pasión, quizás la primera pasión de mi vida. Amaba las clases de español, me resultaba paradisíaco que la maestra nos pidiera que escribiéramos historias, poemas, cuentos, oraciones, párrafos, en fin, amaba esa clase, era un momento de libertad, de encontrarme a mi mismo, de crear un mundo diferente, no quería que acabara.

Al llegar a la secundaria descubrí los muchos otros géneros literarios y mi pasión aumentaba; recuerdo haber leído la novela “María” de Jorge Isaacs, la cual me pareció muy densa y larga, al final –descubriendo el valor del multilateralismo- me puse de acuerdo con dos amigos para repartirnos la novela e intercambiar los resúmenes correspondientes a las partes que cada uno había leído, y no me avergüenzo, pues la urgencia era mucha y además lo que yo quería era escribir.

En la preparatoria decidía hacer una “calaverita” a mi grupo cada año, disfrutaba mucho hacerlos reír escribiendo las situaciones chuscas que se vivían en el aula, y de pronto me topé con profesores que reconocieron mi –hasta ahora desconocido- talento. Yo me sentía feliz, decían que era bueno para escribir y no podía pedir más, mis calaveritas alcanzaron cierto reconocimiento que me hacía sentir un verdadero escritor.

También en la preparatoria llegaron obligaciones como escribir ensayos y redactar trabajos de investigación, pero siempre los hice con gusto, sobre todo aquellos de las materias de literatura, derecho y geografía económica, mi máxima favorita. Pero no todo era seriedad, también utilicé mi recién descubierto talento para hacer tarjetas de cumpleaños y navidad a mis amigos y hasta cartas de amor –el que no hayan sido efectivas es otra historia.

Respecto a la lectura, fue a la edad de 11 años que me interesé por ella , y gracias a Dios que lo hice, pues me ayudó sobremanera a mejorar mi escritura y a tolerar las obligaciones venideras; ese gusto continúa hasta hoy, aunque cada vez más diluido con la obligación y responsabilidad de hacerlo, aún así, es genial que lo que estoy obligado a hacer sea algo que me apasiona.

Aún quedan sueños por cumplir, tales como escribir una novela, una tesis revolucionaria, la carta de amor perfecta para el amor de mi vida y cuentos para mis hijos. No sé si los vaya a cumplir, pero al menos estoy teniendo un buen entrenamiento con tantos deberes de la universidad. Desafortunadamente tanto trabajo me obligan a ser práctico, y a frustrar mi sueño de hacer de este blog una galería de textos muy trabajados, para convertirlo, en cambio, en un depósito de reflexiones rápidas.

He decidido ser práctico. Es algo que me duele pero que es necesario, ya tendré la oportunidad de reivindicarme con mi pasión por la escritura. Gracias a Dios por la palabra escrita, pues con ella puedo comunicarme sin problemas de dicción y sin tartamudear, algo tenía que hacer él para suplir mi falta de talento al hablar, ¿no creen?

viernes, 16 de octubre de 2009

No más tiempo perdido

El día de ayer me dispuse a leer un libro de reflexiones diarias que me prestó una amiga. Tengo cerca de un mes leyéndolo y ha sido en verdad algo muy provechoso, por ello quise escribir acerca de la reflexión de ayer.
Se trata de un breve relato acerca del juicio celebrado en contra apóstol Pablo, quien había sido acusado de transgredir el orden público y atentar contra las tradiciones sagradas al predicar el evangelio y debía testificar ante el duro procurador romano Félix, quien después de escuchar el testimonio del apóstol tomó la decisión de suspender el juicio.
Luego de tomar esa decisión, Félix convocó a Pablo a una reunión en privado, pues quería saber qué era la fe en Cristo. En cuanto tiene conocimiento de la justicia de Dios y del juicio futuro, se asustó, pues hasta ese entonces jamás se había planteado que tenía rendir cuentas de su vida ante alguien, pero ahora su conciencia lo condenaba y le demandaba arrepentirse, pero él se negaba a aceptarlo.
El libro plantea la pregunta: ¿Cómo reaccionamos cuando la palabra de Dios nos es presentada?, la respuesta pràctica de cada uno de nosotros a esta pregunta tiene repercusiones radicales para nuestra vida, tanto presente como futura. Podemos ser como Félix y negarnos a ver nuestros errores y no ceder a nuestra conciencia que nos comunica que hay algo mal que necesita ser reparado, y de esta manera conservar el estilo de vida que hemos construido para producirnos comodidad y placer, o bien, podemos decidir no perder más el tiempo y apurarnos a reparar lo que Dios desea y comenzar a tener una vida real.
Cada momento es determinante, nuestra vida es efímera y podemos perder la oportunidad de vivir un encuentro con Dios, lo cual sería muy lamentable. Por esta razón, el autor del texto decía con desesperación: “C’est maintenant qu’il faut se tourner vers Dieux pour confesser ses péchés et croire que Jésus Christ en a subi le jugement à notre place sur la croix”.
Es ahora, ahora que tenemos la oportunidad, ahora que tenemos vida, ahora que tenemos tirmpo, ahora!, es ahora que Dios nos llama, y es ahora que debemos tomar una decisión. No perdamos el tiempo y démonos la oportunidad de experimentar la vida que quien nos creó quiere brindarnos.

martes, 13 de octubre de 2009

Si fui...y no me arrepiento

Mucho se comenta acerca del Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI) y la mayoría de las cosas no son positivas. A pesar del fuerte prejuicio que tenía hacía dicho evento, y gracias a la labor de convencimiento de algunas personas, me animé a ir. Lo que más me preocupaba era que todo fuera fiesta y que las conferencias no cumplieran mis expectativas, pero por fortuna, me llevé una grata sorpresa.
Si bien se le destina una parte del tiempo a momentos de convivencia, el Congreso resulta una experiencia académica buena. Para empezar, participan profesores de la facultad de los que siempre quieres ver más, así como profesores de universidades muy diversas que enriquecen el abanico de enfoques sobre ciertos temas. Un aspecto que me parece fantástico es que haya en total 108 mesas, pues de esta manera puedes elegir aquellas que más se apeguen a tus intereses.
Resultó muy satisfactorio ver a jóvenes de nuestra facultad tan comprometidos con la investigación y el desarrollo de conocimiento, lo que sin duda es una de las fortalezas de nuestra universidad, y a la vez un rasgo definitorio. Muchos de los adjuntos que actualmente trabajan en la facultad expusieron los temas sobre los que se han enfocado como investigadores y todos ellos lograron aportar mucho a los asistentes.
Además, la convivencia inter-univesitaria es divertida; logré conocer personas con los mismos intereses que yo y compartir ideas respecto a los temas. También debo mencionar que me gustó mucho Veracruz, pues me recordó mucho a mi natal Acapulco, sólo que con muchos más rasgos históricos.
En resumidas cuentas el mensaje de todas las mesas fue que la crisis es sistémica y es más real de lo que se puede imaginar, lo cual más que un motivo de desanimo se vislumbra como una oportunidad de renovar nuestras mentes y nuestras acciones para corregir lo que nos está perjudicando y buscar que una vida con dignidad sea disfrutada por una generalidad y no por minorías.
No me arrepiento de haber ido a este Congreso. Sin duda, recordaré esta experiencia como una de las más gratas de mi vida universitaria.

martes, 6 de octubre de 2009

Cristina vs El terror

Para la presidenta argentina, Cristina Fernández, las dificultades no parecen terminarse, pues luego de tener que lidiar con los agresivos agricultores, los desesperados transportistas, las críticas contra su “cosmético” interés hacia las víctimas de la dictadura, la mortal pandemia de influenza y la terrible crisis económica, ahora se enfrenta al duro gobierno de Mahmud Ahmadineyad, debido a un problema que involucra judíos, terrorismo, Hezbollah y la CIA, algo que no suena nada fácil de resolver.
El conflicto se originó en 1994, luego de que en Buenos Aires la sede de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) se viera destruida a causa de la explosión de un coche bomba en sus cercanías, dejando cerca de 90 muertos y muchos más heridos. La Secretaría de Seguridad del Estado Argentino (SIED), auxiliada por la CIA, el Mossad y los servicios británicos de inteligencia, llegó a la conclusión de que el infame atentado había sido orquestado por el gobierno de Irán, ejecutado por Hezbollah, agrupación de quien se estima es financiada por el mismo gobierno.
El matrimonio Kirchner, sobre todo Cristina, han hecho de la defensa a los Derechos Humanos una de sus cartas fuertes de gobierno y se han empeñado por darles respuesta a todas las familias cuyos familiares fueron víctimas de la dictadura y a no dejar impune ningún crimen en donde haya estado de por medio la dignidad de las personas. En medio de una crisis política que afecta directamente al partido peronista, se convierte en una medida muy útil el reforzar el trabajo sobre dicho aspecto.
Pero el problema tiene dimensiones siniestras, pues el atentado contra la AMIA fue una respuesta de los iraníes a la decisión de Buenos Aires de parar la transferencia de tecnología nuclear que tanto requería Teherán para desarrollar su programa nuclear. La dictadura argentina fue toda una joya de la política internacional, pues con firmeza se sumó al grupo de países que, de haber existido el concepto en sus tiempos, se hubiera denominado “rough states”.
Las “travesuras” de la dictadura dejaron un legado trágico para los gobiernos civiles de Argentina, y desde que Menen llegó al poder, Washington ha presionado con ahínco a este país sudamericano para que se deshiciera del majestuoso arsenal que los militares lograron reunir, para poder ser objeto de créditos internacionales.
Cristina Fernández requiere de manera urgente de un “salvavidas” que rescate a su gobierno, que sigue perdiendo aceptación entre los ciudadanos argentinos. Resolver el crimen de la AMIA sumaría puntos favorables para la peronista, y por ello ha buscado insistentemente que Ahmadineyad acceda a que los supuestos responsables del atentado sean juzgados en Argentina y el asunto se resuelva lo más pronto posible.
Pero Ahmadineyad no ha cedido a las peticiones de Cristina, y por el contrario, la ha invitado a trabajar por el bienestar de todos los argentinos y dejar de buscar el beneficio de una minoría de sionistas. Por si fuera poco, todo se complicó cuando Ahmadineyad nombró Ministro de Defensa a Ahmad Vahidi, a quien Argentina acusa de haber dirigido las operaciones terroristas, y que al tener el cargo de Ministro goza de inmunidad internacional, impidiéndose así que el problema pueda resolverse rápidamente.
Además, al interior de Argentina, la organización que debería ser la más solidaria con las gestiones de Cristina, la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (APEMIA), tiene dudas en cuanto a la objetividad de la información con la que cuenta la SIED, pues argumenta que no puede haber una información verídica cuando quienes la proporcionaron son los principales enemigos de Irán.
¿Y qué decir de la amplia comunidad judía que vive en Argentina?, este país sudamericano es el sexto a nivel mundial en cuanto al número de judíos, y como es de suponerse, constituyen un grupo económico muy importante, por ello, no es de sorprender que esté influyendo al gobierno de Cristina (de madre judía) para que acelere la resolución de este conflicto.
Cristina Fernández es una mujer admirable y muy capaz, desafortunadamente vino a ser presidenta de un país compuesto de redes confeccionadas por distintos grupos que hacen lo posible por defender sus intereses y que no la dejan operar con libertad y que además posee una economía débil que está en constante riesgo de ser auxiliada por Washington para no hundirse.
Una predicción que me atrevo a hacer es que el asunto del atentado de la AMIA no se resolverá durante la administración de Fernández, en parte por la dureza del gobierno de Ahmadineyad, y también por la falta de apoyo con el que ésta cuenta en su interior. A pesar de todos los problemas, nadie puede decir que Cristina no trabaja por conducir a su país por una mejor senda, y me queda sumarme al clamor de muchos argentinos que confían en ella: ¡Aguante Cristina!