Para la presidenta argentina, Cristina Fernández, las dificultades no parecen terminarse, pues luego de tener que lidiar con los agresivos agricultores, los desesperados transportistas, las críticas contra su “cosmético” interés hacia las víctimas de la dictadura, la mortal pandemia de influenza y la terrible crisis económica, ahora se enfrenta al duro gobierno de Mahmud Ahmadineyad, debido a un problema que involucra judíos, terrorismo, Hezbollah y la CIA, algo que no suena nada fácil de resolver. 
El conflicto se originó en 1994, luego de que en Buenos Aires la sede de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) se viera destruida a causa de la explosión de un coche bomba en sus cercanías, dejando cerca de 90 muertos y muchos más heridos. La Secretaría de Seguridad del Estado Argentino (SIED), auxiliada por la CIA, el Mossad y los servicios británicos de inteligencia, llegó a la conclusión de que el infame atentado había sido orquestado por el gobierno de Irán, ejecutado por Hezbollah, agrupación de quien se estima es financiada por el mismo gobierno.
El matrimonio Kirchner, sobre todo Cristina, han hecho de la defensa a los Derechos Humanos una de sus cartas fuertes de gobierno y se han empeñado por darles respuesta a todas las familias cuyos familiares fueron víctimas de la dictadura y a no dejar impune ningún crimen en donde haya estado de por medio la dignidad de las personas. En medio de una crisis política que afecta directamente al partido peronista, se convierte en una medida muy útil el reforzar el trabajo sobre dicho aspecto.
Pero el problema tiene dimensiones siniestras, pues el atentado contra la AMIA fue una respuesta de los iraníes a la decisión de Buenos Aires de parar la transferencia de tecnología nuclear que tanto requería Teherán para desarrollar su programa nuclear. La dictadura argentina fue toda una joya de la política internacional, pues con firmeza se sumó al grupo de países que, de haber existido el concepto en sus tiempos, se hubiera denominado “rough states”.
Las “travesuras” de la dictadura dejaron un legado trágico para los gobiernos civiles de Argentina, y desde que Menen llegó al poder, Washington ha presionado con ahínco a este país sudameri
cano para que se deshiciera del majestuoso arsenal que los militares lograron reunir, para poder ser objeto de créditos internacionales.
Cristina Fernández requiere de manera urgente de un “salvavidas” que rescate a su gobierno, que sigue perdiendo aceptación entre los ciudadanos argentinos. Resolver el crimen de la AMIA sumaría puntos favorables para la peronista, y por ello ha buscado insistentemente que Ahmadineyad acceda a que los supuestos responsables del atentado sean juzgados en Argentina y el asunto se resuelva lo más pronto posible.
Pero Ahmadineyad no ha cedido a las peticiones de Cristina, y por el contrario, la ha invitado a trabajar por el bienestar de todos los argentinos y dejar de buscar el beneficio de una minoría de sionistas. Por si fuera poco, todo se complicó cuando Ahmadineyad nombró Ministro de Defensa a Ahmad Vahidi, a quien Argentina acusa de haber dirigido las operaciones terroristas, y que al tener el cargo de Ministro goza de inmunidad internacional, impidiéndose así que el problema pueda resolverse rápidamente.
Además, al interior de Argentina, la organización que debería ser la más solidaria con las gestiones de Cristina, la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (APEMIA), tiene dudas en cuanto a la objetividad de la información con la que cuenta la SIED, pues argumenta que no puede haber una información verídica cuando quienes la proporcionaron son los principales enemigos de Irán.
¿Y qué decir de la amplia comunidad judía que vive en Argentina?, este país sudamericano es el sexto a nivel mundial en cuanto al número de judíos, y como es de suponerse, constituyen un grupo económico muy importante, por ello, no es de sorprender que esté influyendo al gobierno de Cristina (de madre judía) para que acelere la resolución de este conflicto.
Cristina Fernández es una mujer admirable y muy capaz, desafortunadamente vino a ser presidenta de un país compuesto de redes confeccionadas por distintos grupos qu
e hacen lo posible por defender sus intereses y que no la dejan operar con libertad y que además posee una economía débil que está en constante riesgo de ser auxiliada por Washington para no hundirse.
Una predicción que me atrevo a hacer es que el asunto del atentado de la AMIA no se resolverá durante la administración de Fernández, en parte por la dureza del gobierno de Ahmadineyad, y también por la falta de apoyo con el que ésta cuenta en su interior. A pesar de todos los problemas, nadie puede decir que Cristina no trabaja por conducir a su país por una mejor senda, y me queda sumarme al clamor de muchos argentinos que confían en ella: ¡Aguante Cristina!

El conflicto se originó en 1994, luego de que en Buenos Aires la sede de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) se viera destruida a causa de la explosión de un coche bomba en sus cercanías, dejando cerca de 90 muertos y muchos más heridos. La Secretaría de Seguridad del Estado Argentino (SIED), auxiliada por la CIA, el Mossad y los servicios británicos de inteligencia, llegó a la conclusión de que el infame atentado había sido orquestado por el gobierno de Irán, ejecutado por Hezbollah, agrupación de quien se estima es financiada por el mismo gobierno.
El matrimonio Kirchner, sobre todo Cristina, han hecho de la defensa a los Derechos Humanos una de sus cartas fuertes de gobierno y se han empeñado por darles respuesta a todas las familias cuyos familiares fueron víctimas de la dictadura y a no dejar impune ningún crimen en donde haya estado de por medio la dignidad de las personas. En medio de una crisis política que afecta directamente al partido peronista, se convierte en una medida muy útil el reforzar el trabajo sobre dicho aspecto.
Pero el problema tiene dimensiones siniestras, pues el atentado contra la AMIA fue una respuesta de los iraníes a la decisión de Buenos Aires de parar la transferencia de tecnología nuclear que tanto requería Teherán para desarrollar su programa nuclear. La dictadura argentina fue toda una joya de la política internacional, pues con firmeza se sumó al grupo de países que, de haber existido el concepto en sus tiempos, se hubiera denominado “rough states”.
Las “travesuras” de la dictadura dejaron un legado trágico para los gobiernos civiles de Argentina, y desde que Menen llegó al poder, Washington ha presionado con ahínco a este país sudameri

Cristina Fernández requiere de manera urgente de un “salvavidas” que rescate a su gobierno, que sigue perdiendo aceptación entre los ciudadanos argentinos. Resolver el crimen de la AMIA sumaría puntos favorables para la peronista, y por ello ha buscado insistentemente que Ahmadineyad acceda a que los supuestos responsables del atentado sean juzgados en Argentina y el asunto se resuelva lo más pronto posible.
Pero Ahmadineyad no ha cedido a las peticiones de Cristina, y por el contrario, la ha invitado a trabajar por el bienestar de todos los argentinos y dejar de buscar el beneficio de una minoría de sionistas. Por si fuera poco, todo se complicó cuando Ahmadineyad nombró Ministro de Defensa a Ahmad Vahidi, a quien Argentina acusa de haber dirigido las operaciones terroristas, y que al tener el cargo de Ministro goza de inmunidad internacional, impidiéndose así que el problema pueda resolverse rápidamente.
Además, al interior de Argentina, la organización que debería ser la más solidaria con las gestiones de Cristina, la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (APEMIA), tiene dudas en cuanto a la objetividad de la información con la que cuenta la SIED, pues argumenta que no puede haber una información verídica cuando quienes la proporcionaron son los principales enemigos de Irán.
¿Y qué decir de la amplia comunidad judía que vive en Argentina?, este país sudamericano es el sexto a nivel mundial en cuanto al número de judíos, y como es de suponerse, constituyen un grupo económico muy importante, por ello, no es de sorprender que esté influyendo al gobierno de Cristina (de madre judía) para que acelere la resolución de este conflicto.
Cristina Fernández es una mujer admirable y muy capaz, desafortunadamente vino a ser presidenta de un país compuesto de redes confeccionadas por distintos grupos qu

Una predicción que me atrevo a hacer es que el asunto del atentado de la AMIA no se resolverá durante la administración de Fernández, en parte por la dureza del gobierno de Ahmadineyad, y también por la falta de apoyo con el que ésta cuenta en su interior. A pesar de todos los problemas, nadie puede decir que Cristina no trabaja por conducir a su país por una mejor senda, y me queda sumarme al clamor de muchos argentinos que confían en ella: ¡Aguante Cristina!
Juan no dejes de escribir...
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