domingo, 8 de noviembre de 2009

Hora de jugar RISK

Desde que era niño los juegos de mesa me han fascinado. Recuerdo que siempre me emocionaba al ver los comerciales de televisión en los que los anunciaban y comenzaba a considerarlos para mi carta de Santa Claus y la de los Reyes Magos (les exigía regalos a ambos).

Cada juego de mesa que me compraban mis papás era un gran motivo de alegría, me encantaba abrirlos y ver el tablero y las piezas, y rápidamente le pedía a mi mamá que jugara conmigo, a lo cual accedía la mayoría de las veces. Desafortunadamente, la emoción duraba poco, no porque me dejaran de gusta, sino porque no tenía con quien jugarlos, y sin jugadores, pierden todo su sentido.

Era por eso que amaba las reuniones anuales familiares, pues significaban la llegada de muchos primos con los que podría jugar, aunque a veces tenía que esforzarme de que se trataba de algo divertido, pues muchos preferían hacer travesuras diversas.

Crecí aprovechando cualquier oportunidad para jugar mis arios juegos de mesa, hasta que hubo un juego que me motivó a redoblar mis esfuerzos para ganar partidarios: el Turista Mundial, que llegó a convertirse en mi gran favorito.

De los once años hasta ahora varias partidas de turista mundial tengo en mi haber, pero ahora un juego llamado Risk amenaza por convertirse en el favorito, pues éste integra muchos elementos de nuestra carrera, como la geopolítica, le negociación y la estrategia, y se vuelve totalmente apasionante.

Les hablo de Risk porque me sorprende cuanto puede obsesionarse la gente con él. El sábado, en la fiesta de cumpleaños de mi mejor amigo, cuatro jóvenes comenzamos a jugarlo alrededor de las once de la noche, y para cuando dieron las doce, la tensión caracterizaba el ambiente. Se habían formado y roto alianzas, ganado batallas e intercambiado cartas que te proporcionan más capacidad militar. Los jugadores nos apasionamos tanto que la partida se prolongo hasta las cuatro y media de la mañana, y aún así no hubo desenlace.

Lo que puedo presumir como mi mejor cualidad durante el juego fue mi capacidad de influir en las decisiones de los demás y mi talento por hacer alianzas, pues el ejército con el que contaba era muy débil; me había ido muy mal durante la primera hora y cualquier jugador pudo haberme eliminado sin problema, pero con los otros tres jugadores hice pactos de no agresión o determinadas concesiones que me permitieron ocupar un segundo lugar y estar vigente hasta el momento en que paramos el juego.

El Turista Mundial y Risk me encantan, ambos tienen el factor internacional que les da un toque especial, pues a fin de cuentas las reglas del juego caben dentro de la política. El problema de conseguir jugadores persiste, pero ya lo estoy resolviendo adiestrando a mis primos pequeños, además de seguir motivando a mis amigos a entrarle a estos juega de mesa, que más bien son simulaciones de la lucha por el poder mundial.

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